En esta ocasión entrevistamos al Dr. Juan Ríos Vega, quien tiene una licenciatura en inglés y profesorado en la Facultad de Humanidades en la Universidad de Panamá. Estudió en la Universidad de North Carolina-Greensboro una maestría en currículum e instrucción con especialización en inglés como segunda lengua; una certificación en estudios de la mujer y género, y un doctorado en filosofía de la educación con especialización en estudios culturales.

Ha publicado cinco libros, múltiples ensayos en revistas académicas y en capítulos de libros. En la actualidad se desempeña como profesor para el Departamento de Educación, Consejería y Liderazgo en Bradley University en Peoria, Illinois. Su último libro De travestí a trans: narrativas sexuales de Panamá (2021), puede obtenerse (en línea) en el Instituto de Estudios Nacionales (IDEN) de la Universidad de Panamá en: https://iden.up.ac.pa/coleccion-diogenes-de-la-rosa

Conoces muy bien la gran dificultad que hay en Panamá para discutir algunos temas, como educación sexual, el aborto, el abuso a menores y la pedofilia, etc. ¿A qué crees que se deba esto todavía?

Todos estos problemas sociales que mencionas no son nuevos en Panamá. Para ser más puntuales, la educación sexual integral ha sido un tema satanizado por los políticos y las iglesias para ganar votos o para relacionarlo con temas de diversidad sexual, cosa que en su mayoría los grupos antes mencionados desconocen desde un punto de vista académico, histórico y social. El no hablar claramente de sexualidad a nuestros niños y adolescentes no va a prevenir una enfermedad de transmisión sexual o un embarazo no deseado. Las estadísticas y los testimonios de las víctimas son claros. Estamos tarde en tema de educación sexual en las escuelas. En cuanto al aborto, es un tema que no manejo mucho, pero lo que sí puedo decirte que es solamente la mujer, la que tiene derecho o no a tener y criar a sus hijos. Este tema del aborto ha salido nuevamente a la palestra por el caso de los niños y niñas abusados en los albergues, cosa que me provoca total indignación. Ahora con este escándalo, el cual ha dejado al descubierto cómo el poder adquisitivo, político y religioso está metido en este asunto, la ciudadanía debe ver muy de cerca quiénes van a dar la cara por estos abusos, los cuales son de vieja data. El problema del abuso infantil y del adolescente es mucho mas profundo y va desde el hogar, hasta las escuelas, las iglesias y la sociedad en general. Como crítico social, mi mayor preocupación es que el abuso está tan institucionalizado que las personas comunes no se dan cuenta y aceptan este tipo de opresión como normal. Otros lo interpretan como algo cultural. Panamá es un país laico, donde debe haber una separación clara entre la Iglesia y el Estado. La educación sexual integral debe darse desde la infancia. Los niños y adolescentes deben saber diferenciar entre un abrazo como señal de afecto y un acoso físico, deben saber dónde llamar si se sienten en peligro de ser abusados por sus padres, algún familiar o vecino. Pero, ¿qué pasa cuando la entidad que debe velar por la seguridad y protección de los infantes y adolescentes también tiene abusadores y depredadores sexuales?

Eres panameño y académico en Estados Unidos, y como ves estos temas con tus estudiantes hispanos, ¿es más tolerante o abierta la atmósfera allá?

Trabajé como profesor en las escuelas públicas en Carolina del Norte por más de 16 años con pre y adolescentes. Estados Unidos no es un país perfecto, pero sí tiene leyes que en su gran mayoría se deben cumplir. Los abusos a menores son castigados severamente no importa quién los cometa. Aquí no hay excusa de no conocer las leyes por ser inmigrante. Por otro lado, en las escuelas, los niños aprenden a protegerse hasta de sus padres desde la primaria. La mayoría de las escuelas ofrecen clases de educación sexual, también hay centros de salud pública donde los jóvenes pueden solicitar métodos anticonceptivos y exámenes médicos sin que se solicite autorización por parte de los padres. El tema de la sexualidad es mucho más abierto que en Panamá. Desafortunadamente, cuando estos temas no se hablan con naturalidad y se busca ayuda profesional, estos se convierten en temas tabú dando cabida al morbo y a opiniones meramente personales y a estereotipos. Si un político, religioso, maestro, policía es acusado de abusar física o sexualmente de un menor, este individuo va a la Corte y es juzgado casi de forma expedita sin fueros ni privilegios.

Muchos de tus escritos tienen que ver con Panamá y, especialmente, tu nuevo escrito, ‘De travestí a trans: narrativas sexuales de Panamá’, ¿de qué trata el mismo?

Mi nuevo escrito analiza desde una forma critico-social y decolonial cómo el término travesti, el cual sigue siendo peyorativo hacia el hombre que se traviste y emula el género femenino, dejó de existir para convertirse en el uso de la palabra trans. Lo interesante de este ensayo es el tener la oportunidad de entrevistar a personas de generaciones pasadas y que aún viven de cómo sus cuerpos travestidos eran considerados una “falta a la moral y las buenas costumbres”. Eran arrestados, abusados y otra vez violados sexualmente por la autoridad cuando la homosexualidad era todavía considerada un acto de sodomía en el país. En mi análisis documento cómo la adopción de una identidad trans como producto del capitalismo, la colonización a través de los reality shows y los medios digitales, la figura del travesti ha sido eliminada e invisibilizada como un elemento político dentro de la diversidad sexual en Panamá. Finalmente, reflexiono que, aunque la homosexualidad no sea penalizada en Panamá, no significa que los cuerpos sexo diversos no continúen siendo vulnerables ante las autoridades, quienes deben salvaguardar la protección de todos los que vivimos en el país. Tal es el caso de las salidas por sexo durante la pandemia.

En tu investigación con respecto al tema, ¿qué otras investigaciones previas conoces? ¿O es un campo prácticamente nuevo de investigación en el país?

Otros investigadores recientes han tocado a las poblaciones sexo diversas en Panamá. Está la de Claire Nevache, “La iglesias evangélicas en Panamá: Análisis de la emergencia de un nuevo actor político” en 2018. En 2017, Rolando Trejos sustentó su tesis de licenciatura, “Estigmas, prejuicios y estereotipos sobre la homosexualidad en estudiantes de las carreras de psicología, ingeniería y bellas artes de la Universidad de Panamá”. Igualmente, en 2017, Carmen J. Arias presentó su tesis de maestría, “Limitación en la normativa panameña de los derechos familiares a la persona LGBTI”. Nelva Araúz Reyes, Clare Wenham, Daniel Meneses y Corina Rueda tienen un estudio “Reinforcing the Binary: The Struggle in Trans People in Panamá during the covid-19 Gender Mobility Restriction” (2020). Igualmente, tengo otras publicaciones. A finales del año pasado publiqué mi primer libro infantil bilingüe, Carlos, the fairy boy/Carlos, el niño hada (2020), Una mariposa transnacional: Memorias desde el sexilio (2020), Historias desde el sexilio (2018), La conciencia de la mariposa transnacional para entender la homosexualidad en Panamá (2017) y An Unhealed Wound: Growing up Gay in Panamá (2017). Para el mes de julio estaremos presentado el libro Testimonios LGBTIQ+ en Panamá, el cual ha sido una investigación tres años basado en entrevistas y narraciones sexo diversas a través de la historia y para 2022 estaré publicando un libro académico y en inglés que analiza las narraciones de hombres sexo diversos en Panamá.

En la literatura, ¿qué textos recomiendan para los interesados en estos temas y problemas?

El tema de la diversidad sexual ha sido explorado diría yo que en todas las artes, incluyendo poesía, novela, teatro, cuento y cine. Autores como Juan Dal Vera, Luis Pulido Ritter, Javier Stanziola, Rosa María Britton, Pablo Salas, Abdiel Tapia, Javier Alvarado, Bertalicia Peralta, Roberto McKay, Rafael L. Pernett y Morales, Ramón Fonseca Mora, solo por mencionar algunos que han explorado el tema de la diversidad sexual en el país.

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